Todo sobre el Agaricus blazei Murill - Champiñón del Sol

domingo, 27 de julio de 2008

Muy distintos tipos de Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol

Antes de nada, subrayar como introducción un hecho significativo: la inmensa mayoría de todos los trabajos científicos, observaciones clínicas y ensayos clínicos publicados sobre el Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol lo son con una estirpe micelial específica, cultivados a campo abierto, teniendo en cuenta la época, el clima, el sustrato, la recogida y procesos de conservación y de semiconservación; en la inmensa mayoría inmensa mayoría, lo son también sobre la seta en sí, y no sobre derivados, comprimidos, cápsulas, extractos, … . Extrapolar esos resultados a cualquier producción de Agaricus blazei Murill, especialmente de invernaderos, es una falacia, objetivamente, y puede constituir una irresponsabilidad, según nuestro criterio.

En muchos casos comerciales, o bien se omite el origen, o bien no se dice la verdad sobre cómo se ha producido el champiñón y dónde. Por ejemplo, a la derecha se puede observar una imagen de unas páginas de Internet, sobre el cultivo de este champiñón. Esa es la manera más económica, y la única en la que se puede producir fuera de su entorno natural, tropical, puesto que se trata de una seta tropical.

En el propio Brasil también se cultiva en invernaderos, como se puede apreciar en páginas en Internet. La rentabilidad comercial de este tipo de producción y la imposibilidad de comprobar cómo y dónde se ha cultivado hacen que gran parte de la producción en el propio Brasil, con el único reclamo que es de Brasil, también sea de invernadero - además de no conocer con qué estirpe micelial se lleva a cabo, que con toda seguridad tampoco es la óptima. El Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol
óptimo, al que se refieren además con la publicidad agresiva que suelen caracterizar estos sitios comerciales no es el que se produce en invernaderos o “fábricas” en España o en la Unión Europea, sino natural y producido a campo abierto en su entorno natural tropical.

Existe una diferencia abismal entre esas producciones comerciales, en su gran mayoría, que se prevalen de una literatura científica, datos y casos con los que no se corresponden, con el cultivo natural a campo abierto del Agaricus blazei Murill o Champiñón del Sol, que es cómo en el estado actual de la ciencia, además de ser el que acredita esos resultados asombrosos en las investigaciones científicas, también es al que se apunta cómo que debería reconocerse su calidad de alimento funcional.

Las primeras diferencias que saltan a la vista son las visuales, el sabor y el aroma. Desde luego que no son lo mismo. Cuanto más, en relación con las propiedades y casos que se atribuyen, sin mencionar que estos se han producido y publicado con Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol óptimo, cultivado de modo natural a campo abierto, con una estirpe micelial específica, teniendo en cuenta la época del año y el clima, los procesos de conservación y semiconservación, de almacenamiento …, insistimos. Y si son censurables los derivados que se puedan sacar de estas producciones óptimas, qué decir de las de invernadero sin control micelial.

Pero, subrayada esa primera diferencia fundamental, existen otras y también en las producciones naturales a campo abierto de Brasil hay grandes diferencias entre lo que se produce en unas y en otras.

Comencemos por la gran variabilidad de este champiñón en el propio Brasil, el caso de Japón, y terminemos con lo que está ocurriendo en la Unión Europea, donde se cultiva uno relativamente bueno gastronómicamente en los Países Bajos, pero donde al amparo sólo del nombre de esta seta se produce otro que se compra por parte de muchas personas buscando actividad terapéutica. La conclusión es que sólo alguno de Brasil es óptimo, y la inmensa mayoría, muy malo y posiblemente no sirva para nada, cuando no pueda resultar contraproducente e incluso teóricamente peligroso, en la forma de algunos derivados que optimizan o maximizan la rentabilidad de tan sólo su nombre.

En el propio Brasil, la inmensa mayoría de lo que se produce no proviene de las cepas miceliales originales de este champiñón cuando se ‘redescubrió’, y que es el que da lugar a los estudios científicos más significativos, cuando no a los únicos verdaderos - fuera del caso del Himematsutaké Iwade Strain 101, en los que el Instituto Iwade de Japón invirtió miles de millones de Yen y más de ocho años en adaptarlo a un entorno forestal en Okinawa, y que, si bien acredita algo científicamente, no alcanza al original.

Cuando surge un interés inusitado en Japón por este champiñón, a tenor de los primeros trabajos científicos y casos que se le atribuían en los años 80 (tras comenzar a importarse como Agaricus Piedade por sus bondades gastronómicas), no sólo se importó este champiñón, sino las cepas miceliales. Se intentaron mil maneras de cultivarlo en Japón. Se desarrollaron y se experimentó con esas cepas miceliales. Y esas cepas miceliales volvieron a Brasil, tanto por la inversión japonesa en la producción de este champiñón en Brasil, como por la adquisición de las mismas por parte de granjeros brasileños de origen japonés, con vistas al suculento negocio de la exportación de este champiñón a Japón. De ese modo, se ha demostrado que la mayoría de las cepas miceliales de Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol de Brasil tienen genotipos idénticos, clonados del mismo origen, necesariamente Japón, así como, entre los genotipos que se encuentran en Brasil, también presentan diferencias, que se hacen mayores y más significativas precisamente con la estirpe que mejores resultados o resultados óptimos ha presentado en las investigaciones científicas, ensayos clínicos o casos humanos donde se habría descrito una actividad terapéutica muy significativa. Colauto et al., 2002, y otros muchos trabajos sobre identificación genética mediante RAPD hasta la fecha presente vienen a probar esa gran varibilidad genética, con independencia del entorno de producción, clima, época de producción, …

Sin embargo, la cepa micelial original de este champiñón ‘redescubierto’ en 1965 fue identificada por el Prof. Mizuno y se puede adquirir a la más prestigiosa institución mundial en ese sentido, en Bélgica, que guarda una muestra de esa cepa. Y es esa cepa micelial, JUN-17, con la que se realizan la mayoría de los trabajos científicos.

D. Ernesto Noburo, colaborador del Sr. Furumoto – el que ‘redescubrió’ y produjo por primera vez el blazei -, comentaba su seguridad de que lo que se produjo posteriormente con las cepas miceliales que vinieron de vuelta de Japón era un champiñón de mayor tamaño y ligeramente distinto del original Agaricus Piedade que ellos producían - el Agaricus blazei Murill como Agaricus Piedade original.

Los estudios experimentales incrementaron el interés comercial por el blazei a causa de la demanda disparada como remedio popular en Japón, lo que estimuló, no sólo la producción, sino también el registro de nuevos nombres y marcas comerciales (Cogumelo do Sol, por ejemplo, no es un nombre popular en origen, sino una marca registrada por Mario Kimura para este champiñón). Esto ha hecho muy difícil para el consumidor identificar la cepa micelial pura del Agaricus blazei Murill (Firenzuoli et al., 2007).

De igual manera, este champiñón es un saprófito de segundo nivel, vive en la descomposición de la hojarasca, en suelos ricos en restos de lignina, de maderas en descomposición, en los límites de la selva, siendo ese su abono natural (también las heces de origen equino). Sin embargo, los centros de producción establecidos en Japón, China y Brasil cultivan este champiñón a base de compost enriquecidos para forzar una producción mayor, así como utilizan substratos complementados con aditivos nitrogenados (Stamets, 2002). A lo establecido por el Dr. Stamets, añadiría yo otra miríada de trucos para elevar la producción comercial, como el empleo intensivo de sulfitos.

Así, sólo como ejemplo en algunos trabajos, porque los tipos diferentes son decenas, en literatura científica nos encontramos con que una mezcla de tres tipos de Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol de tres orígenes distintos en Brasil, evidencia actividad farmacológica, mientras que uno de esos tipos de blazei por separado no acredita nada, y otro mucho menos que el tercero, el que aporta la mayor parte de la actividad farmacológica en ese experimento (Guterrez et al., 2004). Un problema muy importante es el amplio número de diferentes y sólo parcialmente homogéneos extractos de Agaricus blazei Murill utilizado en el estudio de las actividades farmacológicas de sus componentes. Y si en el Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol original estos componentes de la seta potencialmente podrían producir efectos sinérgicos en la prevención y tratamiento del cáncer, la inmensa variedad de tipos diferentes de blazei que realmente se encuentran hoy en día, con componentes sólo parcialmente homogéneos, lo que demuestran es, en ocasiones, el incremento de algunas funciones biológicas, pero, a diferencia del original, la abolición de otras (Sorimachi et al., 2001).

A mayor abundamiento, en literatura científica extractos de Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol de distintos orígenes no siempre han demostrado efecto protector contra el cáncer, como las cepas originales. Delmanto et al. (2001), utilizando el test micronucleico contra la genotoxicidad inducida por ciclofosfamida, encontró una disminución en la frecuencia de los micronúcleos después de tratar a ratones con una mezcla de infusiones de distintos orígenes miceliales, pero no encontró una frecuencia micronucléica más baja en el linaje aislado al que denominó AB 99/26. Luiz et al. (2003) no encontró actividad antimutagénica en los extractos acuosos de blazei contra el metil metanosulfonato en células V79, utilizando los ensayos de comet y CBMN.

Del mismo modo, Guterrez et al. (2004) tampoco encontró efecto protector de extractos acuosos de blazei de distintos orígenes, sugiriendo que las diferencias en el cultivo, almacenamiento y preparación de los extractos podría influir en la efectividad de las preparaciones.

Más todavía, en las pruebas con los extractos acuosos de tres orígenes diferentes (Botucatu-SP, Londrina-PR and Piedade-SP), Guterrez et al. (2004), no observó ningún potencial genotóxico, mientras que actividad antigenotóxica sólo se acreditó en el Agaricus blazei Murill procedente de Piedade con pretratamientos, postratamientos y tratamientos simultáneos. El de Botucatu no evidenció nada, y el de Londrina sólo con tratamiento simultáneo.

Qué duda cabe de la diferencia de los distintos tipos de Agaricus blazei Murill y su variabilidad en evidenciar actividad farmacológica. Esta siempre se hace óptima en las cepas miceliales y modos de cultivo tradicionales, y en Piedade, el origen de esta seta ‘redescubierta’ (creo demostrar otro emplazamiento óptimo en Matto Grosso do Sul).

Todos estos datos implican que las cepas miceliales y los tipos de pretratamiento influyen en la actividad farmacológica anticancerígena del blazei (Manzi et al., 2000).

Aún más, no dejan de reiterarse estudios sobre su origen genético mediante RAPD en el propio Brasil y comparando con las cepas japonesas, y las diferencias son significativas en casos, cuando no abismales. A mayor abundamiento, Tomizawa et al. demuestran en 2007 la impresionante variabilidad genética entre tres muestras por el método RAPD y, sobre todo, entre una y las otras dos. Son las cepas miceliales de origen japonés, sin embargo, las que acaparan la inmensa mayoría de la producción mundial, incluso en el propio Brasil, donde la falta de controles miceliales lleva a más variaciones todavía.

Hasta este momento hemos tratado la parte más amable de este problema de la multiplicación de los distintos tipos de blazei con fines comerciales. El problema surge cuando esas producciones comerciales, en lugar de ser al menos inocuas, sí pueden constituir peligros para la salud de los consumidores (no sólo por esta seta, por cualquier hongo comestible cuando se produce inadecuadamente y en emplazamientos inadecuados).

Un problema importante clínico-toxicológico que representan los hongos comestibles, especialmente los silvestres, es la posible contaminación con niveles sustanciales de metales tóxicos como el arsénico, plomo, cadmio y mercurio, así como con 137Cs, porque muchas especies de hongos – incluidos los Agaricus, los champiñones – tienen la capacidad de acumular sustancias radiactivas así como concentraciones relativamente altas de metales (Garcia et al., 1998). Por lo que la presencia de altos niveles de estos componentes pueden anular complementamente los beneficios de una dieta rica en estos hongos y sus extractos podrían ser en esos casos contraproducentes (Kweon et al., 2002; Svoboda et al. 2003; Travnikova et al., 2002; Hashimoto et al., 2002).

En la literatura científica nacional, García et al. (1998), establece que el contenido de plomo en los hongos comestibles en el noroeste de España es un indicador del nivel de contaminación medioambiental. Qué decir de las setas del género Agaricus provenientes de la R.P. de China, que incluso han de ser analizadas aleatoriamente en su entrada a la Unión Europea, ante el peligro de niveles indeseables de metales pesados y otras substancias peligrosas. En ese sentido, por ejemplo, Sanshu et al., en 2000, describen la situación de la contaminación por cadmio del Agaricus blazei Murill en las producciones de la región china de Fujian, así como su prevención y control.

El mejor Agaricus blazei Murill se tiene que cultivar a decenas de kilómetros de cualquier núcleo de población, en medio de la selva, devastando una colina que siempre mire al Sol (este champiñón, por raro que parezca, necesita cierta luz solar para su crecimiento y madurez óptimas).

Por otra parte, el momento exacto de la recogida es también fundamental en relación con la cantidad y estructura de los alfa y beta glucanos contenidos en el blazei, así como el almacenaje y el envasado. Eso es fundamental para obtener un extracto óptimo (Hashimoto et al. 2002).

Como se insistía en un artículo de FADESP sobre el Agaricus blazei Murill o champiñón del Sol, en el que el Profesor Augusto Ferreira da Eira, de la UNESP, manifiesta que las investigaciones … consistirán en orientar el foco hacia los principios activos concentrados en los extractos y correlacionar la intensidad de los efectos medicinales a la época de cosecha, el sustrato y el clima.

En ese artículo también se menciona cómo la inmensa mayoría de los trabajos científicos, observaciones clínicas y experimentos se realizan con la estirpe micelial posiblemente original - (de ínfima presencia en tan agresivo mercado en sentido publicitario o promocianla) y con métodos de producción donde influye la época, clima, sustrato

Genéticamente se ha demostrado la diferencia entre las propias producciones comerciales de Brasil; ¡cuando no, en las del resto del mundo!

No es lo mismo y no se puede comercializar y promocionar agresivamente este champiñón como si lo fuera, y mucho menos, extrapolar trabajos científicos y observaciones clínicas a una pléyade o pandemónium de derivados, de mucha rentabilidad comercial, pero dudosa eficacia.

Según la opinión de muchos, la mejor opción es agaricus.es para conseguir el mejor champiñón del Sol o Agaricus blazei Murill del mundo, posiblemente.

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